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Thursday, September 11, 2008

Otra vez el Once - Jorge Etcheverry (Chile)














Otra vez el Once, desde hace treinta y cinco años que conmemoramos esta
fecha los chilenos (algunos más que otros). Para unos es un rito que saluda
la muerte de una figura histórica desde los tiempos seguros de la Democracia
Reconquistada—son muchos para quienes este es un día de desgarro, de
recapitulación de padecimientos y humillaciones sentidas a nivel personal y
colectivo que en este día pasan a primer plano pero cuya repetición no
parece aminorar sino agrandar y hacer más presentes los recuerdos

Pero no es lo mismo para otros chilenos instalados ya a medias en el
desengaño y la frustración de 19 años de democracia en Chile que si bien
respeta en general las libertades y derechos básicos y ha logrado ciertas
prebendas mínimas, ha enganchado a Chile como el último carro continental al
tren del neoliberalismo al que los Chilenos parecen aferrarse con ese
talento para el mito colectivo que nos caracteriza. Recuerdo esa ocasión en
que a la salida de un restaurante latino una noche hace años un compañero
socialista celebraba como suyo no sé qué Tratado de Libre Comercio de Lagos
en plena alborada de la globalización neoliberal, como si la afiliación
partidaria del personero presidencial de turno transformara en otra cosa el
mismo sistema contra el que luchó y que le valió el exilio

Otra vez el once, tratando de mantener un cierto perfil frente a ese otro
inmenso once que se le puso por delante y casi lo tapó, con su remota
vinculación con las reivindicaciones neocoloniales, postcoloniales,
dependientes de una vasta área del planeta y su aterradora vuelta al
oscurantismo religioso, fruto del rapto de vastas poblaciones periféricas
frustradas por una teocracia feudal y ultracapitalista, debido al fracaso de
la Revolución Mundial y de la izquierda antiimperialista, y a las
determinaciones económicas que acentúan el capitalismo reforzando la
contradicción, explotación y disparidad Centro-Periferia y condenando a
cientos de millones a un marasmo cuya única salida parece ser una cruzada
que los libere de las miserias del mundo

Otra vez el once, por primera vez en décadas en América Latina surgen
regímenes fruto de elecciones, por ejemplo en Venezuela y Bolivia que se
plantean sin ambages sistemas más equitativos social, cultural y
económicamente. Así el once de septiembre sale de la misa, de la capilla
funeraria en la misma medida en que la estrategia desprestigiada por el
golpe chileno, la posibilidad de ejercer cierto cambio del sistema desde un
poder institucional fruto de elecciones, vuelve a cobrar vigor y a
levantarse como un fénix político

Y así la figura de Allende se ve restablecida esta vez en una versión de
precursor de los diversos regímenes progresistas del continente, que
eventualmente pueden llegar quizás a instaurarse en México y América Central

Otra vez el once, como pretexto para juntarse y leernos mutuamente poemas y
escuchar canciones, rememorar, pero también prepararse. Un amigo poeta de la
vecina ciudad de Montreal me manda un Saludo por el once (el primero).

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