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Friday, February 19, 2010

Eugenio Montejo - Venezuela

¿Y quién era Blas Coll? En Chamario, una obra infantil del poeta Venezolano Eugenio Montejo, explica a través del colígrafo Eduardo Polo, algo de uno de su otro heterónimos.
Grabación en la Maestría de Literatura Latinoamericana de la Universidad de Los Andes Núcleo Trujillo (ULA-NURR)

Leyendo el prefacio: Eduardo Polo es uno de los múltiples seudónimos del poeta venezolano Eugenio Montejo (Caracas, 1938), autor de varios libros de poesías —Élegos (1967), Muerte y memoria (1972), Algunas palabras (1977), Terredad (1978), Trópico absoluto (1982), Alfabeto del mundo (1986), Adiós al siglo XX (1997), Partitura de cigarra (1999) y Papiros Amorosos (2002)—, colecciones de ensayos —La ventana oblicua (1974) y El taller blanco (1983)— y, además, de un volumen de escritura apócrifa o heteronímica o bien, como él mismo prefiere nombrarla, de "escritura oblicua": El cuaderno de Blas Coll (1981), otro de sus alter ego.

Cuando se le pregunta qué es la poesía, Montejo explica: "La definición que damos de la poesía suele cambiar a lo largo de los años. Y esos cambios tal vez subrayen nuestra incertidumbre ante lo que es por esencia indefinible. Hoy tiendo a decir, quizá privilegiando su rasgo de diálogo con el enigma, que se trata de un melodioso ajedrez que jugamos con Dios en solitario. Me doy cuenta ahora, sin embargo, de que en el juego de ajedrez se procura a toda costa ser ganador. En este otro ajedrez que menciono nada se desea ganar ni perder, y tal vez por ello resulte tan atractivo." (de la entrevista con la escritora y periodista María Alejandra Gutiérrez, en Literaturas.com.

Portada del libroEugenio Montejo, a través de Eduardo Polo, nos brinda en Chamario, una delicada muestra de su poesía para los más pequeños, acompañada por admirables ilustraciones del catalán Arnal Ballester (Barcelona, 1955). El libro fue publicado por Ekaré de Venezuela en su colección "Rimas y Adivinanzas", en una edición impecable a cargo de Elena Iribarren, con dirección de Arte de Irene Savino.

Por gentileza y autorización de Ediciones Ekaré, reproducimos el "Prefacio" de Eugenio Montejo y tres poesías con sus respectivas ilustraciones.

Roberto Sotelo
Chamario
Prefacio

por Eugenio Montejo

En un pequeño pueblo de pescadores llamado Puerto Malo, un pueblo de pocas calles y muchos barcos, vivió a principios del siglo XX un viejo tipógrafo, de aspecto menudo y algo estrafalario, cuyo breve nombre era Blas Coll. Al igual que todas las casas que se encontraban en aquel pueblo, la suya tenía las paredes pintadas de blanco de cal cruda y azul añil. En esa misma casa quedaba también su tipografía. En ella, además de las escasas máquinas de su taller, podían verse algunos estantes con cachivaches y un grabado con la figura de Simón Rodríguez. Había también unos largos mesones llenos de libros y papeles, junto a los cuales se reunían los pocos empleados, así como los amigos y discípulos de Blas Coll, es decir, los famosos colígrafos, como después fueron concidos.

Eduardo Polo, el autor de este libro, fue uno de los colígrafos más renombrados. Como casi todos los miembros de ese extraño grupo, era un escritor, un poeta notable, a quien sus amigos apodaban "el mago", debido a los ritmos y maravillosos efectos que lograba en sus poemas. Un buen día se alejó para siempre de Puerto Malo para dedicarse a la música y a la arquelogía marina en otro país del Caribe.

Sus amigos referían con pesar que antes de ausentarse destruyó todos sus escritos. Hay quienes aseguran, además, que tal como hizo una vez un antiguo poeta chino, arrojó al agua, desde un bote, los restos de sus cuadernos y recortes, y después afirmó satisfecho: "—ahora todos mis poemas están en el mar..."

De su celebrada obra, sin embargo, no todo se ha perdido, pues afortunadamente pudo salvarse esta colección de rimas para niños a la que puso el título de Chamario. Y si se salvó fue porque éste fue uno de los pocos libros que editó el viejo Blas Coll en su tipografía.



En otro cuerpo

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